Granada, 23/10/09 A Zelaya no le dejan dormirLa Embajada que recoge al presidente depuesto hondureño sufre la tortura nocturna de ruidos, canciones y marchasMILAGROS L. DE GUEREÑO
El método es el mismo que utilizó EE UU para vencer la resistencia del dictador panameño, el general y presidente Manuel Antonio Noriega, cuando se refugió en la Nunciatura de la Santa Sede tras la invasión de Panamá, en diciembre de 1989. Se entregó el 3 de enero de 1990. En esos trece días, los soldados ponían a todo volumen música rock, y la primera canción fue 'Welcome to the jungle', del grupo Guns N' Roses. Supuestamente, pretendían molestar a Noriega, que odiaba ese género musical. A Zelaya le ponen a Paquita la del Barrio, una cantante mexicana que dice horrores de los hombres. En su defensa salió el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, quien calificó la situación de «preocupante». Durante una sesión del Consejo Permanente en Washington, que debatió sobre la crisis hondureña, afirmó que la hostilidad seguía en Tegucigalpa, así como «los ruidos nocturnos, las manifestaciones». Ruy Casaes, embajador de Brasil ante la OEA, calificó de «tortura» las maniobras del gobierno de facto encabezado por Roberto Micheletti por romper la quietud nocturna e impedir el descanso con ruidos de cornetas y la imitación de gritos de animales. Además, la recogida de basuras es tan irregular que provoca criaderos de moscas y mosquitos y la falta de higiene causa diarreas generalizadas entre los inquilinos de la Embajada. Guerra de nerviosVarias televisiones han mostrado imágenes y sonidos que vomitan potentes altavoces. En los primeros días, también emitían por el día sonidos irritantes emitidos por aparatos de alta frecuencia. Edgard Garrido, fotógrafo de Reuters que se quedó dentro, relató días pasados: «Por las noches, los soldados hacían sonar sus escudos antidisturbios. Se convirtió en una guerra de nervios. Piedras golpeaban el techo mientras el himno nacional de Honduras sonaba desde un poderoso equipo de sonido en las cercanías». Zelaya estimó que su presencia en el país aceleraría la vuelta a la normalidad constitucional. La realidad demuestra que los días corren y la solución negociada está estancada. Los representantes del mandatario derrocado por un golpe de Estado el pasado 28 de junio insisten en la restitución como condición para dialogar.
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